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Carrera de Velocidad o de Resistencia

 

Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús.

Hebreos 12:1-2.

Prosigo a la meta,
al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Filipenses 3:14.

Tenemos por bienaventurados a los que sufren (con paciencia).
Santiago 5:11.

En el estadio los alumnos de varias escuelas participan en un encuentro de atletismo. Repartidos en varios grupos según su edad, saben que los mejores competidores de cada categoría recibirán una copa. La prueba incluye dos clases de competiciones: carrera de velocidad y carrera de resistencia.

En la Palabra de Dios se emplea la imagen de un corredor para dar a entender que el creyente tiene ante sí una meta. Así como el atleta que hace el mayor esfuerzo para alcanzar la línea de llegada lo más pronto posible, el apóstol Pablo proseguía “a la meta”. Él había sido “asido por Cristo”; su vida había sido radicalmente transformada. Al dejar a un lado todo lo que podía distraerle, con todo su ser tendía hacia Cristo.

La carrera de la fe tiene una meta: estar con Cristo en la gloria. No nos dejemos detener o retrasar por nada de lo que podría estorbar esta carrera: las dificultades, las preocupaciones, pero también el pecado.

El creyente puede contar con Dios para acabar su carrera y obtener el premio del vencedor. El alimento y la fuerza hallados en la lectura de la Palabra de Dios y en la oración lo estimulan para correr con perseverancia, “puestos los ojos en Jesús”.

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 Administradores De Dios.

 

MALAQUIAS 3:8-9 ”¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.

Cuando una persona recibe a Cristo en el corazón toda su vida cambia. Ha nacido de nuevo y es un bebé espiritual que debe ser cuidado y alimentado. Ningún bebé se rebela contra la madre que quiere alimentarle, ni se niega a comer los alimentos. El se rinde ante los brazos de su madre para que élla haga de él lo que sea más conveniente.

Esto es una realidad en el cuidado de un recién nacido físico, pero a veces pareciera que no lo es tanto con los recién nacidos espirituales. Muchos hijos de Dios parecieran que no entienden el asunto del diezmo. Ellos ven solamente el dinero que tienen que dar y no entienden el principio central: Obedecer un mandato de Dios.

Dios necesita un pueblo obediente que le ame a El por sobre todo. El Señor, en su infinita gracia, ha decidido que para sostener el ministerio de la iglesia (como fue en la antigüedad el sostenimiento de todo lo referido al templo de Dios y el ministerio sacerdotal), cada persona que trabaje le devuelva a El, el diez por ciento de sus entradas. Note que dije “devolver”.

Si soy un cristiano obediente todo lo que tengo es de Dios y nada es mío. El sólo me lo da para que lo administre para su gloria. El diezmo es devolución a Dios. Yo doy mis ofrendas, pero el diezmo le pertenece a Dios.

Esto es mucho más que un impuesto espiritual, es una acción espiritual que demuestra si tenemos un corazón dador o retenedor. Muchos cristianos viven una vida de avaricia y son retenedores de lo que Dios les ha dado primero. Aquel que recibe algo de Dios debe devolver su diezmo con un corazón agradecido. Dios te ha diseñado para ser un dador alegre.

ORACION: Quita de mi ese espíritu de avaricia que arrastro de mi vieja vida pecaminosa, oh Dios. Dame la fuerza para decidir obedecerte y vivir bajo la bendición financiera que tú has prometido a los que diezman con fidelidad. Amén.

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Reflexiones – Vida

 

 

JUAN 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

La propuesta de Dios al rescatarnos de las tinieblas es proveernos la vida eterna. Esta clase de vida no sólo se refiere a la eternidad, sino también tiene implicaciones para el tiempo presente.

La expresión “eterna” significa, además de su duración, una vida con calidad. Una cosa es vivir y otra es tener vida abundante. Muchos viven porque tienen aliento de vida pero, cuando tenemos vida abundante tenemos aliento para vivir.

Esa clase de vida es la que Cristo ha diseñado y es para cada uno de todo aquel que lo ha recibido como su Salvador y Señor. La vida eterna entonces, incluye, aquí en la tierra, una vida abundante y además una vida de victoria.

Si hemos de tener una vida de victoria significa que tendremos luchas. Sin batallas no hay victorias. Es en medio de las batallas ganadas de la vida cotidiana, donde se experimenta la vida abundante y victoriosa.
La propuesta del enemigo es la muerte, y a menos que tengamos a Cristo no podremos vivir la vida abundante y victoriosa. Lamentablemente existen cristianos, que por ignorancia o desobediencia, viven una vida mediocre donde la derrota es la constante característica.

Tú no tienes que vivir por debajo de lo que te corresponde por ser un(a) hija/o de Dios. Es tiempo de aferrarte a la vida de Cristo y dar lugar a la presencia del Espíritu Santo. Nuestra herencia es la vida abundante y victoriosa ¿Para qué vivir con menos?

ORACION: ¡Señor, dame esa clase de vida abundante y victoriosa que sólo Tú sabes dar! Por Cristo Jesús. Amen.

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 Con El Somos Más Que Vencedores

 

Salmo 68:1 ”Cuando Dios entra en acción, sus enemigos se dispersan; los que le odian huyen de su presencia”. (Dios Habla Hoy)

La presencia de Dios es tan poderosa, que ante ella los enemigos del Señor tienen que huir derrotados.
La Biblia nos enseña que el Señor está sentado en el trono, como una persona que está gobernando con autoridad y superioridad, pero cuando se levanta es para ejecutar justicia y verdad.

El pasaje de hoy dice que los enemigos huyen de Su presencia. Siempre la luz se esparce y vence a las tinieblas. Se dice que la velocidad de la luz es de 300,000 kilómetros por segundo. Es como un rayo que aparece a una velocidad increíble. Cuando la luz aparece la oscuridad desaparece.

Ése es el mensaje del pasaje de este día: Cuando clamamos al Señor para que nos ayude a vencer a nuestros enemigos, El se levanta e inmediatamente ellos son esparcidos. Los cristianos tenemos autoridad delegada en el Nombre de Jesús. Si los cristianos utilizáramos con mayor fervor y vehemencia la Autoridad de Cristo como utilizamos otras cosas, hace tiempo que tendríamos un avivamiento en nuestras ciudades, y naciones. La autoridad de nuestro Dios nos pertenece pues El la delegó a Su Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, compuesta por todos aquellos que le han recibido como Salvador y Señor, y caminan en fiel obediencia a Su Palabra.

¡Muchos cristianos temen hacer guerra espiritual, cuando en realidad Dios nos designó para que las fuerzas del mal nos teman a nosotros pues tenemos de nuestro lado la autoridad de Cristo!

Es tiempo que en tus asuntos personales utilices la autoridad de Cristo para esparcir a tus enemigos, que en definitiva son también los enemigos de Dios. No te quedes pasivo ¡Utiliza la autoridad que Cristo te ha dado y verás como tus enemigos son esparcidos y derrotados!

Oración: ¡Gracias Señor porque en Ti tengo autoridad espiritual para batallar contra las fuerzas del mal y verlas esparcidas y derrotadas en el Nombre de Cristo! Amén.

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 Mi carga es ligera en Cristo

 

«Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:29-30

Se cuenta que un hombre se encontró una vez a un chiquillo que llevaba a cuestas a otro aún más pequeño, que era cojo. «Esa es mucha carga para que tú la lleves,» le dijo el hombre. Y el chiquillo respondió: No es una carga, señor; es mi hermanito.» Definitivamente Cristo nunca dijo que la vida cristiana sería algo fácil, pero en este pasaje de Mateo, el Señor quiere recalcar que al aceptarle como nuestro Salvador y al recibir Perdón por nuestros pecados, cualquier “Carga”, llámese problemas, tribulaciones, tentaciones, etc. Es insignificante y “Ligera”, comparada con la esperanza de Vida Eterna que está en cada cristiano.

Pablo nos dice “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Estamos esperando a nuestro Señor confiados de que estamos peleando una batalla que ya ha sido ganada por El. Alguien me dijo una vez que la vida cristiana no es una “Carrera de Velocidad”, sino más bien una “Carrera de Resistencia”.

Esta vida está llena de momentos difíciles y de momentos amargos, pero los que han aceptado a Cristo como Señor y Salvador pueden sobrepasar esos momentos con Gozo, confiados en que “Dios está en control de todo”, no importa que tan oscuro y tenebroso se vea el camino, Cristo nos anima y nos ayuda aligerando nuestras cargas.

Podemos ir a Él todos los días, en todo tiempo, confesar nuestros pecados, depositar nuestros problemas, buscando ese segundo aire que solo nuestro Salvador Jesucristo puede brindarnos. La carga que se impone con amor y se lleva con amor es siempre ligera.


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